Duermo, no duermo;
sueño, no sueño;
a horcajadas cabalgo
sobre las llanuras del insomnio
en una hechicera noche
con la reina perdida,
el rey prófugo
y los alfiles en agonía.
La irrealidad
se apodera de mí,
soy el mismo
y distinta persona
según lo que me rodea;
no me reconozco
más que en las penumbras
del fracaso,
en las almenas de un castillo
con cimientos de locura,
boceto de desolación
de un paisaje que una vez
fue desfile de cadalsos
para desleales y traidores.
Duermo, no duermo;
sueño, no sueño;
soy un fantasma
que arrastra sus santerías,
mentiras y desamparos
por los claroscuros
de la vida.
No sé adónde
me lleve la mar nocturna,
si a una corona de leche,
a la lobreguez
del viento negro
que apostilla una glosa
de gitanos o a ensartarme
en un rosario
de huesos rotos
colgado del cogote
de un viejo panteonero.
Duermo, no duermo;
sueño, no sueño;
no sé todavía…
me hace falta algo,
me hace falta alguien,
me haces falta tú
para decidir
si sueño…
o duermo.
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sábado, 7 de mayo de 2011
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